Las frutas son productos altamente perecederos; comúnmente, hasta un 23 % se pierden, (FAO, 1995), debido a deterioros microbiológicos y/o fisiológicos, pérdida de peso por deshidratación, daño mecánico durante la cosecha, envasado y transporte. Además hoy en día las buenas costumbres de alimentación se han visto afectadas por un sinnúmero de factores, lo cual ha ocasionado que en la dieta alimenticia el consumo de fruta se haya disminuido y sustituido por "comida chatarra". En este libro, se da a conocer el proceso de deshidratación osmótica directa como una tecnología que se puede emplear para prolongar la vida útil de las frutas, evitando su deterioro e inclusive brindando una apariencia más aceptable y agradable para los consumidores. Este tipo de conservación contribuye a disminuir pérdidas poscosecha, ya que al aplicar procesos agroindustriales, la oferta y demanda se equilibran, es decir que se ha convertido en la alternativa que permite estabilizar la producción primaria y su disponibilidad durante todo el año, siendo beneficiados los productores y los consumidores.