Una persona optimista no visualiza el mundo mejor o peor de lo que es, simplemente lo ve con mayor confianza a pesar que siempre habrá situaciones negativas, lo importante es mantener una actitud positiva. Nadie se escapa de que en oportunidades tenga sentimientos de tristeza, melancolía o pesimismo frente a las cosas cotidianas que ocurren, lo importante es no dejarse arrastrar por la desesperación, sino que se debe guardar la calma para que no afecte nuestra salud. Las personas optimistas evitan la exageración de los riesgos y el sufrimiento, para no verse tan afectados ante una situación calamitosa. Lo que menos se debe hacer es lamentarse ante eventos adversos y rodearse de personas que hayan atravesado circunstancias parecidas como por ejemplo: la pérdida de un ser querido, una enfermedad terminal, un empleo, que puedan aportar algo, y den cierta calma para pensar como afrontarlo de manera objetiva. Las personas optimistas por lo general encuentran respuestas a las dificultades que se presentan, alejan de si los pensamientos negativos que en nada benefician y tienen expectativas positivas de lograr lo que se proponen. Los optimistas atribuyen los posibles éxitos al merito.