La contabilidad bancaria es similar a la contabilidad de las empresas, pero tiene sus propias especificidades y responde a preocupaciones diferentes: control prudencial, medición de riesgos, en particular en relación con los Instrumentos Financieros, etc. Las normas contables aplicables a los bancos y a las empresas evolucionan constantemente. Por ejemplo, los bancos han tenido que amortizar muchos de sus activos porque se han vuelto ilíquidos; a la inversa, han aumentado sus beneficios revirtiendo las pérdidas de valor. Sin embargo, no hay que "tirar al niño con el agua de la bañera". Estas normas tienen muchas ventajas: normalización y comparabilidad, supervisión prudencial más fácil, etc. En un contexto de estabilidad financiera, la calidad de las normas contables es muy importante. La información contable es el insumo utilizado para medir el cumplimiento de la normativa: debe ser fiable, pertinente y rápida.
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