La contaminación del suelo es un problema medioambiental importante en todo el mundo. El suelo es una estructura compleja y contiene principalmente cinco componentes principales: materia mineral, agua, aire, materia orgánica y organismos vivos. La cantidad de estos componentes en el suelo no es la misma, sino que varía según la localidad. Por lo tanto, es esencial realizar una gestión adecuada de la tierra para mantener la calidad del suelo agrícola. La presencia de diferentes tipos de metales pesados como As, Cd, Cr, Hg, Pb, Co, Ni, Cu, Mn y Zn, etc. Se trata de importantes contaminantes ambientales que causan efectos tóxicos en las plantas y los microorganismos del suelo, lo que reduce la productividad y supone una peligrosa amenaza para los ecosistemas agrícolas. Las fuentes de metales pesados en el suelo agrícola en la mayoría de los países incluyen las fuentes naturales, la minería, la fundición, los productos agroquímicos, las aplicaciones de lodos de depuradora, el estiércol del ganado, las cenizas volantes y los usos de las aguas residuales. En los campos agrícolas se suele contaminar por el uso de fertilizantes. También se abordan las tecnologías de remediación sistemática de los suelos contaminados, que incluyen la remediación físico-química, la fitorremediación, la remediación microbiana y la remediación integrada.
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