Cuando el autor era fraile estudiante y cursaba la asignatura de Introducción a la Teología hizo un trabajo sobre "Los árboles como lugar teológico" que despertó en él el afán por investigar cómo los árboles nos ayudan a las personas a relacionarnos con Dios. Fruto de dicha investigación -de más de diez años- es este pequeño libro en el que trata este tema con rigor pero con un lenguaje asequible a todos los públicos. Su objetivo es ofrecernos una visión acorde a la espiritualidad católica sobre el gran valor espiritual que tiene la contemplación de Dios en los árboles.