La población humana ha aumentado en las últimas décadas en todo el mundo. A pesar de ello, ha sido posible duplicar la producción mundial de cultivos mediante el uso de tecnologías de la revolución verde, como variedades de cultivos mejoradas, diferentes productos químicos (pesticidas e insecticidas), fertilizantes inorgánicos y regadío. Sin embargo, estas tecnologías presentaban deficiencias porque causaban graves efectos sobre la salud y contaminaban el medio ambiente. Además, en algunos países en desarrollo estas tecnologías no están al alcance de los agricultores pobres. Además, la población mundial está aumentando a un ritmo alarmante y se espera que alcance los 9.000 o 10.000 millones en 2050. La situación es bastante más grave en algunos países subsaharianos, entre ellos Etiopía. Por ello, para satisfacer la creciente demanda de alimentos es necesario duplicar el nivel de producción actual. Sin embargo, basándose en las lecciones aprendidas de los fracasos provocados por el uso intensivo e imprudente de tecnologías de altos insumos como productos químicos y fertilizantes, los responsables políticos y los investigadores deben diseñar un enfoque que minimice los daños al medio ambiente y a la salud humana, así como los costes para que sea asequible a los agricultores pobres en recursos.
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