Desde el inicio de la humanidad, los pueblos indígenas han existido constituyendo junto con los demás grupos étnicos, una diversidad o pluralidad cultural, tomando en cuenta su identidad, idiomas, historia, costumbres y valores; sin embargo, es a partir de los últimos treinta años, cuando algunos países latinoamericanos tales como Brasil (1988), Colombia (1991), Paraguay (1992), Perú (1993) Bolivia (1994), Ecuador (1998) y Venezuela (1999) reconocieron de manera expresa en sus cartas políticas el carácter multiétnico y pluricultural del Estado-nación, permitiendo así, la coexistencia paralela de diversas formas de aplicación de justicia en sus territorios, materializado en los sistemas tradicionales de cada pueblo y en el aparato estatal.