Tales actividades criminales, siempre han ocurrido y permanecen impunes ante la impotencia de las víctimas, frente a dichas atrocidades surge la imperiosa necesidad para la creación de un Tribunal Penal Internacional, cuya función es la de prevenir y sancionar a los responsables de estos hechos de acuerdo con lo estipulado por el Estatuto de Roma que rige su actuación, creándose así una jurisdicción penal universal que pone fin a la impunidad por los citados crímenes. Por otra parte, tenemos que las personas que son enjuiciadas por ante la citada jurisdicción internacional, también gozan de derechos humanos que le son propios por el solo hecho de serlo, los cuales no pueden ser desconocidos ni omitidos por ningún Estado o tribunal. Es menester precisar, que los Derechos Humanos han cobrado en los últimos años un lugar preponderante en el ámbito de las relaciones internacionales; en tal sentido, los Estados se comprometen a garantizar y ofrecer condiciones idóneas a los ciudadanos para que puedan ejercer a plenitud sus derechos.