El camino desde la independencia en 1965 fue inicialmente largo e incierto. En 1965, la situación de este nuevo país asiático parecía casi insalvable. En efecto, no había recursos naturales, la base industrial era completamente inexistente, el desempleo bastante elevado, el nivel de educación muy bajo y frágil, y las tensiones sociales agravadas por los enfrentamientos étnicos. Sin embargo, una serie de reformas económicas de gran calado permitieron a la ciudad-estado sacar el máximo partido de su privilegiada posición geográfica, garantizando al mismo tiempo un nivel de vida igual o mejor que el de los países occidentales. En la actualidad, la República de Singapur ocupa un lugar destacado en muchas clasificaciones internacionales de competitividad global, atractivo para la inversión, PIB per cápita, esperanza de vida, facilidad para hacer negocios, cualificación de la mano de obra, tasa de empleo, ausencia de corrupción y confianza en las instituciones. La fuerte presencia de empresas de alta tecnología en Singapur es importante para la inversión.
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