En los rincones más profundos de mi ser, anida una pasión indomable que me eleva hacia mundos inexplorados. Una pasión que me consume desde temprana edad y me ha llevado a devorar páginas impresas con avidez insaciable. Es el amor por la lectura, ese romance eterno con las palabras que danzan en mis manos y se deslizan como notas musicales por mis ojos. Así, con la mente abierta y el corazón dispuesto, me sumerjo en las páginas que guardan, en los versos que esperan ser leídos y en los relatos fantásticos que ansían ser descubiertos. Con cada historia que devoro, con cada poema que recito y con cada mundo imaginario que habito, mi amor por la lectura, la poesía y lo inverosímil se hace más fuerte, más vivo y más eterno.