Nacido de la Virgen María, encarnado en nuestra realidad humana, Cristo ha venido al mundo como Redentor de la Humanidad caída. Nos llama y nos invita a acercarnos a Él. Vale la pena seguirle. Es el Amigo de verdad. Con su Muerte y Resurrección, ha impreso en nuestros corazones aquella perfecta caridad, y la fuerza para cumplirla, que legó a sus apóstoles, y por ellos a nosotros, como distintivo de sus seguidores. Amaos unos a otros como yo os he amado (Jn 13, 34). Nos invita a seguirle y realizar la labor evangelizadora con el dinamismo de la acción, cumpliendo su mandato: Id al mundo entero y proclamad la Buena Nueva (Mc 16,15). Su Espíritu enciende en nosotros el fuego del Amor para que le busquemos a Él desde la Fe. Porque todos estamos urgidos de salvación. Cristo es la salvación.