En varias ocasiones se suele escuchar hablar del empobrecimiento léxico de los adolescentes, y hasta se llegan a citar cifras tales como que el vocabulario adolescente no supera las 350 palabras. Estas opiniones, por lo demás, muy desalentadoras, muchas veces carecen de sustento empírico, y en el caso de existir estudios previos, no se distingue si ese número corresponde a procesos receptivos o productivos. Los instrumentos de diagnóstico que circulan hoy en día para evaluar léxico son parciales y limitados en su alcance, sesgados en cuanto a su modalidad, e incompletos en cuanto al aspecto del conocimiento que relevan, por lo cual resultan ser poco confiables, dado que algunos requieren conocimientos metacognitivos del alumno, otros permiten sólo vislumbrar una parte y no otra del conocimiento que pretende sacar a la luz, dejando fuera zonas de la competencia sin evaluar. En un marco así daré cuenta del número al cual he llegado a través del estudio empírico realizado a un grupode 35 alumnos de entre 13-14 años, así como de la metodología empleada para su obtención. Si bien las constancias pertenecen sólo a la vía receptiva, dicho número es considerablemente mayor.