El segundo lustro de los 80 y el primero de los 90 es el período que abarca estas 86 crónicas correspondientes a la cultura popular urbana limeña, más una crónica anexo de Mario Vargas Llosa, con la que empieza esta recopilación. Todas las crónicas tienen en común que intentan encontrar cuáles son las facetas del poblador peruano que lo caracterizan, que lo simbolizan, y que permiten ahondar en su identidad. Por eso estas crónicas tienen el valor de la mirada auscultadora del cronista sobre el vivir peruano, y lo hacen con el desparpajo y la irreverencia típica del género que nos deja patidifusos y deslumbrados por la prosa contundente, espléndida de los cronistas peruanos, que desencantados de lo que ven, ponen el acento en la absurda y abyecta realidad que les tocó vivir.