Estudios recientes muestran una correlación muy estrecha entre la capacidad de una organización para tomar y ejecutar decisiones eficaces y su éxito organizativo. Sin embargo, otros estudios muestran que la mayoría de las organizaciones no son muy buenas en la toma de decisiones y que sólo un pequeño porcentaje de directivos utiliza las mejores prácticas en este ámbito. Dado que la toma y ejecución de decisiones estratégicas efectivas es probablemente la actividad de mayor apalancamiento que pueden llevar a cabo los equipos de alta dirección, resulta desconcertante que la adopción de buenas prácticas sea tan baja. El objetivo de la investigación que se describe en este libro era averiguar por qué.
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