El Derecho, quizás desde la Revolución Francesa, se ha centrado en la defensa del individuo, en la idea del derecho subjetivo, en la realización del derecho objetivo enfocado a casos particulares donde el individuo y sólo el individuo, es el eje. Esta posición pudo ser altamente benéfica para el desarrollo de la idea de democracia actual, dado que antes de dicha Revolución, el individuo estaba demarcado, o condenado, por su pertenencia a un grupo: si se pertenece a la Nobleza hay ciertas prerrogativas, mientras que si se es comerciante o siervo, se tienen otras, generalmente en detrimento o en pro de la persona como tal. El derecho era, por así decirlo, "parcial". La búsqueda de la igualdad, por tanto, debió pasar por un proceso en el cual se garantizara la igualdad de todos considerados no como miembros de un grupo, sino como individuos. En tanto individuo, yo, independientemente de si soy aristócrata o no, seré tratado con igualdad ante la ley. Es esta la idea básica de los pensadores liberales, desde John Locke, David Hume, Adam Smith, Immanuel Kant, etc., y que se materializó principalmente con el triunfo de la burguesía en Francia.