El precepto constitucional del Vivir Bien, intenta traducirse en políticas públicas del Estado Plurinacional de Bolivia (EPB). La gran limitante es pasar del plano filosófico al modelaje económico, por diversos factores como: i) limitada interpretación de la Cosmovisión Andina, cuya simiente reside en entender adecuadamente las lenguas originarias como el Aymara y Quechua (no simplemente traducir los principios), ii) falta de un índice multidimensional del Vivir Bien (métrica) que permita el diseño de planes, programas y proyectos, internalizando nuestra filosofía en la construcción de indicadores que describan mejor nuestra realidad y iii) necesidad de una pieza articuladora que permita conectar lo filosófico con el modelo económico, como es el paradigma productivo llamado Bioeconomía, que liga lo biológico que es VIDA con la base económica que reside en lo que producimos y sus impactos sociales, ambientales y culturales, todo ello dentro de la búsqueda de una sociedad basada en la ontocracia para el buen gobierno de las biocomunidades.