En la década de 1970 aparecen una serie de tendencias artísticas, basadas en la participación del público en la obra de arte, que buscan restablecer las relaciones entre el arte contemporáneo y la sociedad. Entre éstas se encuentra la instalación, disciplina híbrida, de difícil definición y de carácter multidisciplinar que cuenta con unas características peculiares, que pueden tener gran potencial educativo. Entre éstas se encuentra la estimulación sensorial, la integración del arte y la vida, la aplicación de elementos lúdicos, su carácter social y la anteriormente mencionada interdisciplinariedad. Este documento analiza cómo la educación artística y la instalación tienen características en común que puedan aportar soluciones a la problemática actual de aislamiento e incomunicación del arte contemporáneo. Ofrece interesantes claves para su mejora y propone un esquema de actuación para solver dicho problema. Profesores, estudiantes de arte, artistas e investigadores encontrarán unas interesantes y desconocidas referencias que ampliarán sus perspectivas del arte y de la educación.