Uno de los libros más emocionales del autor. A partir de un romanticismo gótico, se elabora en él una estética de la fatalidad. La esencia de la humanidad y la propia naturaleza son funestas; no existe posibilidad de dicha ni de plenitud en el mundo. La enfermedad, la ruina, el abandono, la miseria, el desamor, el desamparo, la guerra y, por supuesto, la muerte, son tratados de una manera dramática, pasional y descarnada. Dividido en dos apartados, en "Muro de espejos" la voz lírica se asume ya derrotada y vencida por esta realidad; en "Naturaleza amarga" se extiende el tratamiento de esta adversidad al exterior. Sin embargo... queda entreabierta la posibilidad para una ulterior reconciliación. Este libro supondría, tras su primera publicación, en 2007, el comienzo de la internacionalización del autor, así como la definición de una poética personal que se articula en el diálogo con las tradiciones literarias del dolor y la desesperación.