Los jóvenes, actualmente, siempre se cuestionan, a mí, para qué me servirán las matemáticas, si seré, abogado, pedagogo, chef, o psicólogo, más no matemático o ingeniero. Una clara afirmación para huir de las ciencias exactas. Los niños han sido siempre un cuaderno de hojas blancas, donde la familia, el docente y el andar de la vida escriben sus mejores problemas con sus respectivas soluciones.