El poder es tan fuerte como la autoridad que lo sostiene. Los profetas bíblicos no vivieron ni profetizaron en un vacío contextual. Hablaban de las circunstancias de la vida real a líderes de carne y hueso como monarcas, reinas, gobernadores y generales. Mark Rutland, basado en conocidos relatos bíblicos, expone el modo en que esas interacciones muestran la tensión entre la autoridad del cielo y los príncipes de este mundo. El lector descubrirá que: Dios usa a sus mensajeros para confrontar y aconsejar a los que lideran en el ámbito natural. De la misma manera, Satanás también trabaja para poner a sus siervos cerca de los líderes del mundo, con la esperanza de desviarlos de los planes de Dios. A quién escuchen esos líderes determinará, en gran medida, el destino de las naciones. Dios, a menudo, coloca a sus siervos a la derecha de los líderes en una amplia gama de disciplinas, desde los negocios hasta la educación, pasando por el entretenimiento y la política. Cada creyente debe estar dispuesto a ser "la voz profética de Dios" para otras personas, sean niños, jefes o funcionarios oficiales. El poder que poseen los líderes está, en definitiva, en manos de Dios. Si deciden escucharlo y obedecerlo, él los elevará y los usará para el bien de su pueblo. Dios hace y deshace reyes
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