El proyecto colonial-moderno dejó su impronta en el territorio americano desde el siglo XV y, hasta nuestros días ha servido como molde fundamental de cogniciones, subjetividades, ontologías; de modos de saber, de ser y de existir. Al pensar en la cultura venezolana del siglo XX aparece el petróleo como elemento constitutivo de las subjetividades. Uno de los dispositivos que contribuyeron a configurar un imaginario petrolero que lograra homogeneizar la identidad nacional fue la revista El Farol, órgano divulgativo de la Creole Petroleum Corp. que fungió como una plataforma desde la cual se difundió un sistema de valores; fue un instrumento que sirvió para justificar discursos legitimantes y coloniales, siendo una herramienta discursiva de dominación social; la subjetividad es abordada a partir del discurso que manifiesta, en un período socio-histórico y una realidad social específica. Así, el discurso de la cultura del petróleo encontrado en El Farol revela que está montado sobretramas ideológicas y de poder. Es por ello que la deconstrucción de relatos hegemónicos desde una perspectiva decolonial se convierte en un imperativo ético-político para la discusión de verdades-otras.