El rito es universal. Es una constante de la sociedad humana, en todos los tiempos y en todos los lugares. La mujer es el inicio de este ciclo que se repite una y otra vez, ella en sí es el principio y el final al mismo tiempo. Su carga simbólica está presente en rituales que preceden a la evocación de una vida fértil. Así, desde los tiempos más remotos hasta hoy y en todas las culturas existentes, esta acción, que se repite según unas reglas invariables, permanece como una fiesta que involucra a toda la población. Consciente e inconscientemente cada uno forma parte de estas experiencias rituales. Lo que empezó con un mito le ha dado vida al rito que hoy prevalece como una gran fiesta que se ha convertido en un espectáculo en el que somos actores y público a la vez.