Algunos valores liberales y democráticos han existido en sociedades tradicionales, pero de una manera específica y dentro de un entorno político más íntimo. Las principales organizaciones políticas de estas nuevas sociedades procedían de hecho de la época colonial, es decir, de la era del poder autocrático, con un gobernador a la cabeza de un aparato burocrático. Es cierto que la descolonización organizó la prudente devolución de poderes y responsabilidades a asambleas mucho más representativas. Pero este proceso fue bastante corto: no duró más de diez a quince años, y a veces menos. Los valores sociales no pudieron adaptarse plenamente al constitucionalismo en tan poco tiempo, especialmente porque el promotor histórico de la democracia liberal, la burguesía, era muy débil. Por tanto, es difícil oponerse al desmantelamiento de las instituciones democráticas.
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