La sociedad, en su contexto funcional, configurativo y valorativo, se dignifica en los valores de la democracia, que se propone como una convivencia política capaz de superar el rigor de la reducción radical en que el hombre ha caído. A su vez, la democracia es una imagen inacabada que necesita del hombre para que se complete y se confirme como realidad. En este contexto la acción ética alude al consecuente acto del compromiso político como el camino a través del cual el hombre reconquiste su dignidad.