La rebelión del existencialismo y el positivismo contra la dialéctica, llevada al punto donde se vuelve imposible la transformación del sistema social y se condena la historia a la mala infinitud, proclamada por la ideología de la emancipación del poder económico del ethos jurídico político del Estado, que sume a la filosofía en una crisis de esterilidad en la que el sujeto y el objeto de la razón se diluyen en la intersubjetividad que elimina las condiciones de posibilidad de la verdad objetiva del conocimiento y la validez racional de los valores, diluidas en los consensos para dar paso a los eclecticismos jurídicos procedimentalistas imperantes, de Kelsen a Habermas, de donde la justicia es proscrita y permiten con la ayuda del desarrollo tecnológico de las telecomunicaciones y la biogenética la conversión del derecho positivo de fundamento del poder político legítimo en instrumento de opresión y violencia contra los gobernados, al servicio de los intereses dominantes de la globalización.