En cualquier proceso de comprensión, el lector acude a información más allá de la letra impresa. Junto a unas fuentes explícitas que llevan a una recuperación de la información, observamos la importancia creciente de otras fuentes implícitas. En este trabajo nos detenemos en los procesos de construcción conjunta de esta información no literal, que va a inferirse a partir de claves que el propio texto ofrece. Lo hemos llamado texto implícito o inferencia, por el proceso de pensamiento que estimula. Durante un curso analizamos cómo cuatro maestras; dos en España y otras dos en México, interpretan tres cuentos a partir de una discusión, dividiendo a cada clase en grupos de tres niños de 5 a 6 años. Observamos el valor creciente de las inferencias en los grupos centrados en la comprensión, y porcentajes muy inferiores en los grupos cuyas maestras perciben la comprensión como objetivo secundario. Se abren espacios para el desarrollo de la imaginación y la memoria,junto con las posibilidades de poder trabajar sobre supuestos. El objetivo de enseñar a pensar ha comenzado.