Las limitaciones y dificultades de la economía azucarera se fueron perfilando en lo fundamental, desarrollándose en consonancia con el crecimiento de la producción azucarera que al concluir la primera década del siglo XIX, se acercaba a los dos millones de toneladas. Dadas las necesidades precedentes, existían un gran número de centrales que presentaban dificultades para mantener el efectivo suficiente para financiar su producción. El ferrocarril trajo un desarrollo socioeconómico en la provincia de Camagüey y en la industria azucarera en general, se logró conformar una red ferrocarrilera que originó el desarrollo de líneas privadas con el objetivo de transportar la caña y el azúcar hacia los puertos de embarque. En el territorio oriental, la United Fruit Company comenzó las gestiones para contratar mano de obra barata con motivo de la carencia de fuerza de trabajo. Decenas de miles de antillanos comenzaron a poblar los campos de camagüeyanos y orientales. Fueron los primeros en adentrarse en sus tierras vírgenes para, con su trabajo, cultivar la gramínea, la cual era el principal renglón económico bajo el mando imperialista.