La complejidad de los problemas del mundo lleva a los intelectuales a creer que las personitas que viven en los rincones más remotos de las ciudades no podrían decir nada sobre sus problemas. A estos expertos les gustaría decir y hacer todo por ellos. El método de investigación-acción propuesto en este libro necesita apoyos como el de Karl Popper, cuyo pensamiento se presenta aplicándolo a las políticas educativas para optimizar la participación ciudadana. Según este filósofo, la falibilidad de todos los seres humanos nos invita a lamentar la pérdida del conocimiento definitivo y del monopolio de poseer las claves del buen gobierno. Este enfoque epistemológico totalmente nuevo está dominado por una ética que favorece la igualdad de derechos a participar en los asuntos públicos, porque toda opinión cuenta. Los ciudadanos tienen el derecho y la responsabilidad de expresar su consentimiento o su desacuerdo antes de que se tomen decisiones que puedan afectar a sus vidas. Este libro está dirigido a promotores, pensadores y profesionales, especialmente a los que abogan por la participación ciudadana, a las ONG, a los socios de desarrollo de los países del Sur y a los académicos.
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