Argentina desarrolló una serie de experiencias muy relevantes en sectores industriales estratégicos durante algunas décadas del siglo XX. Sin embargo, el campo académico de Defensa ha desatendido el tema debido a una suerte de disociación conceptual entre Estrategia Nacional de Desarrollo y Estrategia Nacional de Defensa. En consecuencia, industria y autonomía tecnológica no constituyen tópicos significativos para la agenda de investigación. El punto es que una indagación profunda permite distinguir la existencia de pensamientos estratégicos con ideas e intereses disimiles que derivaron en configuraciones institucionales distintas. El dato es notable ya que mientras algunas combinaciones tendieron a favorecer la libertad de acción y la capacidad de decisión nacional, otras tuvieron el efecto opuesto. El argumento del libro se diferencia porque asigna a ambas instituciones el rol de instrumentos asociados a un tipo de pensamiento estratégico.