Un ojo se posó sobre el soldado de sonrisa llana, de efusivo trato, de palabra compromisaria. Los cielos lo hicieron suyo, todo se hizo para tallarlo, pero su Voz era libre, tan libre como su mirada, tan bella como su infantil sonrisa. Se equivocan los que creen que callarán la Voz del soldado, aparece siempre como un relámpago, como las aves como los ríos, tendrán que arrebatarles el cielo para que no continúen su vuelo, tendrán que desaparecer las montañas para que no corran sus aguas. Tendremos que vivir sin corazón para que jamás ni nunca lo escuchemos, está presente en nuestros sueños, en nuestras lágrimas, es la voz del soldado, del cantor apasionado. Sediento de amor aún está su alma, pero su Voz sigue dando forma a nuestras luchas, es perfecta la Voz del soldado. Sonido sagrado como el silencio de las cordilleras, como el verbo de las noches, como la palabra de los días. Es libre la Voz del soldado, aún lo escucho en la soledad, ausente de acentos, sin sinfonías ni aplausos, solo con mi conciencia, sigo escuchando la fuerza de su verbo, en la infinitud de mis latidos, en el vacío, en la nada, ahí se revela la Voz libre y amadora del soldado. Serena recorre su Patria amada.