Estamos en el umbral de un cambio fundamental en el desarrollo de la sociedad moderna. Pero reconocer este proceso como espontáneo es el colmo de la frivolidad. La gestión de los procesos que se producen en ella debe ser obra de profesionales. Todo gerente debe ser un profesional - un gerente, incluso si se dedica a un proceso puramente tecnológico. La creciente complejidad, intensidad energética de los procesos tecnológicos, su conexión directa con el entorno social obliga a ello. La tecnología pura y la esfera social se acercan cada día más, creando una necesidad objetiva de un gestor de una nueva forma.