La labor pastoral conlleva sobre sí la gran carga por el crecimiento y madurez del creyente en su fe y praxis cristiana. Ciertamente, tal ha sido el contexto desde la cual nació una gran motivación por crear espacios que le permitan al creyente asumir y enfrentar los retos que traen dicha profesión. De modo personal, mis anhelos como pastor y maestro son: que la iglesia sea profunda en su vida espiritual y sólida en el conocimiento de la palabra de Dios. Tal realidad es delicada ya que toda enseñanza debe tener dos horizontes; primero, debe de llevar a creer y actuar y; en segundo lugar, cada disertación bíblica debe de ser precedida por una enseñanza vivencial. Esta es la médula de los escritos que tenemos a bien en presentar. Se busca que las instrucciones conlleven al creyente a un conocimiento sencillo pero fundamental de la palabra de Dios. Esperamos que les permita modificar su vida en coherencia con la verdad que van aprendiendo y, sobre todo, que les abra puertas a mayores profundidades de la verdad de Dios. Esto último será un motivador para quien aprende y para quien enseña. De esa manera se cumplirá el deseo divino de edificarnos en amor.