Este trabajo, presentado como tesis de licenciatura en antropología social, da cuenta de las primeras migraciones del campo a la ciudad en la región del altiplano chiapaneco que abrieron la puerta a una masiva migración de población tzotzil y tzeltal a la antigua y señorial ciudad de San Crístóbal de Las Casas. Conocidas como expulsiones religiosas, estas migraciones desencadenarían un movimiento de conversión a religiones de origen externo, que cuestionarían la religiosidad nativa, reconocida como "la costumbre", y se extenderían a muchos de los municipios indígenas de la región. Estas migraciones forzosas obligaron a una organización de la población indígena que asentada en nuevas colonias, adoptó formas de organización semejantes a las de sus localidades rurales. En la ciudad, las iglesias jugarán un papel de primer orden en el establecimiento de los indígenas migrantes.