La biodiversidad está compuesta esencialmente por la diversidad genética. De hecho, es necesario mantener los recursos genéticos para garantizar la evolución de las poblaciones naturales de plantas y animales. Actualmente, con los cambios en las condiciones ambientales, es necesario estudiar la adaptación y la resistencia de las especies locales, especialmente en las cucurbitáceas, que son importantes para el consumo humano. El objetivo principal de este estudio es caracterizar la variabilidad genética de las poblaciones tunecinas de Cucurbita maxima para mantener las accesiones locales. Una evaluación in situ de esta colección de calabazas dio lugar a una cartografía y puso de manifiesto una gran diversidad morfológica entre los frutos y las semillas de las principales zonas de producción. El estudio agromorfológico de las calabazas recolectadas, a través de los descriptores de la UPOV y del IPGRI, reveló un alto polimorfismo. El contenido total de fenoles y la capacidad antioxidante de las semillas de calabaza eran elevados. La diversidad genética medida a partir de los marcadores RAPD, ISSR y SRAP permitió elaborar un árbol filogénico mediante las técnicas UPGMA y STRUCTURE.
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