'Milín', artista de chambergo y chalina, dejó mucho teatro sin estrenar. Construye 'Dos tíos' (1941) sobre un malentendido: hay muchos tocayos que se llaman Francisco y se apellidan García, por ello es fácil confundir a un Francisco excéntrico e idealizado por la distancia, a quien nadie conoce, y al que se espera para resolver una herencia, con otro Francisco, su amigo castizo de Madrid, que viene a encandilar con sus baratijas. Emilio Menéndez aprovecha esta confusión para presentarnos una Villahermosa como tierra fértil, también para la picaresca, que colma de atenciones a aquel impostor, mientras éste se manifiesta zafio y tragaldabas. Acogido por la familia, encontrará el amor, recibirá numerosas visitas y arreglará un asunto de honra familiar. Cuando aparece el verdadero Francisco, éste dejará que la farsa siga, para así poder conocer a su familia y las intenciones del impostor. Alejada del teatro popular asturiano e influida por el teatro madrileño, deja traslucir a un buen propagandista de Asturias.
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