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Dulce dueño (1911), La Quimera (1905), junto con La sirena negra (1908) se suele considerar parte de una especie de trilogía. Dulce Dueño es la última de las novelas largas de Emilia Pardo Bazán. Es su testamento literario. Aquí se expone el tema de la búsqueda de la felicidad y del amor ideal. No es casualidad que la autora elija a Santa Catalina de Alejandría como leit-motiv de esta obra suya, porque esta santa representa en su más alto grado el gusto por la sabiduría y la belleza, así como la defensa a ultranza de la individualidad y la libertad femeninas, tan preciadas en la autora: Yo amo…mehr

Produktbeschreibung
Dulce dueño (1911), La Quimera (1905), junto con La sirena negra (1908) se suele considerar parte de una especie de trilogía. Dulce Dueño es la última de las novelas largas de Emilia Pardo Bazán. Es su testamento literario. Aquí se expone el tema de la búsqueda de la felicidad y del amor ideal. No es casualidad que la autora elija a Santa Catalina de Alejandría como leit-motiv de esta obra suya, porque esta santa representa en su más alto grado el gusto por la sabiduría y la belleza, así como la defensa a ultranza de la individualidad y la libertad femeninas, tan preciadas en la autora: Yo amo mucho la figura de Santa Catalina. En Las Torres la tengo esculpida en piedra, con su tocado bizantino. La búsqueda del amor, que se vincula, en términos platónicos, con la belleza, y en último extremo con Dios, es el motor que empuja tanto a Catalina de Alejandría como a Lina Mascareñas, las dos santas, clásica y moderna, protagonistas de Dulce Dueño.
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Autorenporträt
La historia de la muerte del Che y su mitificacion tiene todos los ingredientes de una saga moderna. Giangiacomo Feltrinelli, el editor de su Diario y artifice de una campana mediatica para promover su imagen, estaba en Bolivia durante el periodo final de la guerrilla y poco antes de que el Che fuese ejecutado paso por Cuba buscando imagenes suyas. Korda, el autor de la foto mas difundida del siglo xx, tenia unas copias de dicha imagen hecha unos anos antes y las cedio a Feltrinelli sin saber que su foto era una obra maestra que calaria muy hondo en el imaginario colectivo. Tras la muerte del Che y la llegada a Cuba de una copia de su Diario, Fidel Castro y Feltrinelli publicaron el libro y llenaron el mundo de carteles con su imagen. Por su parte, el artista irlandes Jim Fitzpatrick diseno una version pop de la celebre imagen para la revista Scene que fue rechazada por esta tras considerarla demasiado radical. Entonces Fitzpatrick envio la imagen a la revista satirica Private Eye y esta la hizo llegar al critico de arte Peter Meyer, quien invito a Fitzpatrick a participar en una exposicion titulada Viva Che!, anunciada con bombo y platillo en OZ, la revista por excelencia de la psicodelia setentera.