La dosis recomendada de fertilizantes inorgánicos (150:100:50 NPK kg/ha) del tratamiento de control no consiguió aumentar el crecimiento, el rendimiento y la calidad del tomate. Entre los diferentes micronutrientes y biofertilizantes utilizados en los distintos tratamientos, el rendimiento global del tratamiento T8 (RDF + 0,3% FeSO4+ B + ZnSO4 (0,1% cada uno) + Azotobacter + PSB) fue superior. Esto se debe a que los micronutrientes (Fe, B y Zn) desempeñan un papel activo en los procesos metabólicos de la planta que implican el desarrollo de la pared celular, la respiración, la fotosíntesis, el crecimiento del tubo polínico y la germinación del polen, y a que los biofertilizantes (Azotobacter y PSB) aumentan la absorción de nutrientes, lo que a su vez se traduce en un excelente crecimiento vegetativo y reproductivo que, en última instancia, incrementa el rendimiento y la calidad. Por lo tanto, se concluye que el uso de micronutrientes y biofertilizantes en combinación sostuvo la productividad del tomate.
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