El Golfo de México sustenta al ostión Crassostrea virginica como recurso alimenticio, pero en algunos sitios las concentraciones de metales tóxicos han aumentado. Bioensayos con Cr y Cd en ostión nativo de costas mexicanas permitieron asociar los efectos con la acumulación de los metales. Los biomarcadores de exposición (metalotioneínas) y efecto (lipoperoxidación), y los modelos fisiológicos analizados permiten proponer a C. virginica como acumulador neto de Cd, pero no de Cr. El gasto metabólico para compensar la toxicidad del Cr podría afectar su crecimiento pero, aunque se adaptan, pueden incorporar concentraciones consideradas peligrosas para el hombre. En contraste, la toxicidad del Cd impide al organismo adaptarse, ingresando rápidamente a una zona de resistencia metabólica y acumulando altas concentraciones del metal. Los niveles de Cd registrados actualmente en el sitio de origen de los organismos podrían representar riesgo. El conocimiento de la tolerancia de las poblaciones nativas de ostión y las normas de control de la contaminación pueden complementarse para proteger al recurso.