Las fracturas son el problema de salud más frecuente asociado al hueso y representan una importante carga clínica y económica. El riesgo de fractura se evalúa con mayor frecuencia mediante exploraciones de masa ósea, que miden la cantidad de hueso. Sin embargo, el envejecimiento y las intervenciones, como el ejercicio, influyen más en el riesgo de fractura de lo que predicen las variaciones de masa, lo que indica que la integridad del esqueleto se ve afectada por alteraciones en la calidad del tejido, y no sólo en la cantidad. En la actualidad, no se sabe con certeza cómo contribuye la calidad del tejido óseo a la integridad del esqueleto ni cómo puede verse alterada por influencias externas. Este trabajo empleó un modelo murino para investigar los efectos del ejercicio y el envejecimiento en el hueso a nivel tisular y descubrió que estas influencias pueden modular la composición ósea y, en consecuencia, la competencia mecánica a nivel tisular, incluso en el tejido óseo preexistente. Estos resultados desafían las teorías convencionales de la adaptación ósea e implican que los cambios en la calidad del tejido pueden pasarse por alto a menudo porque pueden ocurrir independientemente de los cambios en la masa ósea. Este trabajo también ilustra la utilidad potencial del uso de marcadores de composición para complementar el diagnóstico del riesgo de fractura.
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