En Los elementos terrestres, de Eunice Odio, se aplica la teoría de los emparejamientos, según la estilística funcional de Samuel Levin, que trabaja la unidad del poema como tejido de posiciones y estructuras sintagmáticas y paradigmáticas recurrentes, como de asociaciones, para mayor pluralidad de sentidos, lo que genera construcciones retóricas y significados, que producen la semiosis textual. Los órdenes femeninos y masculinos entrañan expresiones dialógicas en el plano de la corporalidad. Este poemario celebra el descubrimiento del cuerpo, utiliza diversos recursos estilísticos y una gama de figuras literarias que incorpora a su sistema de significados poéticos. Los símbolos del cuerpo se ven complementados con registros animales, vegetales o líquidos, donde resignifican la sugerencia erótica y la experiencia sexual. La sexualidad se construye a partir de los elementos femeninos y masculinos interrelacionados: posesión, consumación y ausencia. Los epígrafes bíblicos amplían el discurso poético como complemento humano. La contigüidad de elementos espirituales y humano-corporales, sugieren la unidad poética. Libro útil a los estudiosos del cuerpo en la literatura del mundo.