Actualmente, la gran mayoría de empresarios toman decisiones con mayor o menor riesgo. Si se les preguntara acerca de las probabilidades de éxito, o cómo las calcularon, lo más cercano a la verdad sería que no sabrían qué responder, pues su decisión la habrían basado en juicios intuitivos, en acumulación de experiencias y en una mal definida percepción de las tendencias prevalecientes en el mundo de los negocios. De esta manera, compra maquinaria porque la que tiene sólo produce 1,000 unidades diarias y la nueva tiene una capacidad de 5,000, no teniendo en cuenta que su capacidad actual y a largo plazo es de sólo 2,000 unidades. Igualmente planea reducir existencias porque ya pasó la ¿épocä; o incrementarlas porque ¿van a subir los precios¿. No es posible seguir con adivinanzas basadas en corazonadas.Nos encontramos así, en una encrucijada histórica, esto es, nos encontramos en una economía en constante transición; en una economía basada en la experiencia, las más de las veces, pues ésta no debe relegarse al olvido, pero que no basta a las condiciones actuales de las empresas. Se requiere un nuevo tipo de empresas basadas en el menor riesgo, plenamente cuantificado y total.