La arquitectura se caracteriza de las otras artes con las que forma el sistema de las diferencias particulares del arte, por el predominio de su exterioridad. Por ella comienza el arte, y ello en virtud de su propia naturaleza ya que los materiales están suministrados por la materia propiamente dicha, no animados por el espíritu sino construidos únicamente conforme a las leyes de la gravedad, mediante líneas y formas de la naturaleza exterior, dispuestas con regularidad y simetría, de manera que formen en su conjunto una obra de arte que ofrezca un simple reflejo del espíritu.