En el pasado todo atropello parecía válido para conseguir el poder. Las acciones y los métodos de ataque y defensa usados en conseguir o mantener el control fueron brutales. Sin embargo, hoy en día nuestros héroes míticos siguen siendo admirados, aplaudidos y erigidos como leyendas, al ser presentados como guerreros y políticos que llegan a jugarse la vida por sus ideales. Actualmente, esa visión de antaño de asaltar el poder por medio de la fuerza y violencia se ha civilizado, transformándose en duelos verbales inolvidables, llevados a cabo en medio de previas negociaciones, campañas electorales y un uso del mensaje agresivo canalizado en diferentes formas. El uso del humor ha contribuido a separar a los violentos, ridiculizar a déspotas, desmitificar héroes y hacer de la contienda electoral un lugar lúdico menos violento y que atrae el púbico, pues le toca el corazón con una sonrisa. El humor puede mezclar el odio, el miedo, el gusto, la sorpresa, la picardía, etc.,convirtiéndolo en una herramienta de disputa menos violenta. En la época de las redes digitales los comportamientos mencionados se contrastan o causan hilaridad acercando o distanciando a los electores.