La venganza toma sus formas. La muerte es una de ellas. El dolor, un medio. El agua se detuvo alrededor de la medianoche y las compuertas del cielo se cerraron. El firmamento lucía brillantes estrellas. La sombra adquirió figura. Se vistió del espectral manto de la muerte, y como una niebla surgida de un cementerio profano donde los gemidos de los condenados se escuchan en abismales infiernos sin fondo, se acercó a la Vida para destruirla en un último acto de su larga carrera de maldad, para reunirse en el seol, en donde viven los muertos, a su mansión del silencio, la casona donde se escondía su voz y sus sentimientos presos de su rencor.