El poemario refleja la lucha cotidiana por la sobrevivencia. Contiene poemas reflexivos, metafísicos, llenos de ritmo y armonía. Están escrito en un lenguaje llano accesible para todos los lectores. Demuestran una sensibilidad inusual sobre la problemática vivencial que nos asfixia día a día. Resaltan la parte espiritual de la realidad. De la misma forma dependen de la objetividad de aceptar la vida como se nos presenta y como nos las orientan en los laboratorios que alienen nuestras emociones y sentimientos. Se condensa en el poemario la energía espiritual que depende de la iluminación zen. El autor persigue a través de metáforas, símiles e imágenes conseguir la libertad de la creación artística a través de una auto reflexión que te enfrenta con tu propio yo, pues ahonda sobre los que somos y no somos, esa fantasía social que es una falacia con la que justifican la explotación del hombre por el hombre mismo. Los poemas son de corte humanista, existencialistas, están dotado de una belleza universal, por cuanto dependen de la existencia como la energía que sustente la vida.