Desde la antigüedad el maltrato, la discriminación, los problemas de integración globales en Sudamérica, ya sea con los compañeros o con los adultos de la institución educativa, las frustraciones generadas por el fracaso escolar, el aburrimiento causado por tareas que son vividas como innecesarias o inútiles, etc., se han mantenido intrincados debates acerca de las consecuencias epistemológicas y teóricas de adoptar una u otra postura en cuanto al problema del bullying. En cuanto al entorno social en que se presenta este problema esta: El agresor de bullying. Normalmente, el agresor tiene un comportamiento provocador y de intimidación permanente. Posee un modelo agresivo en la resolución de conflictos, presenta dificultad para ponerse en el lugar del otro, vive una relación familiar poco afectiva, y tiene muy poca empatía. Según los expertos criminalistas y psicólogos, un niño puede ser autor de bullying cuando solo espera y quiere que hagan siempre su voluntad, cuando le gusta probar la sensación de poder, cuando no se siente bien o no disfruta con otros.