A pesar de la orden de inhumar los cadáveres fuera de las Iglesias de 1787, no es hasta 1813 cuando se comienzan a enterrar los cuerpos allende los templos. Este estudio nos muestra como las autoridades locales de Jerez de los Caballeros, preocupadas por la Salud Pública durante el siglo XIX, buscaron una localización conveniente, y encargaron proyectos varios, para ubicar y construir un nuevo cementerio, que estuviese a salvo de animales y de las inclemencias climatológicas. A pesar de desechar varios de estos proyectos, es a finales de la centuria, cuando se decide acometer la construcción de un nuevo camposanto en la ciudad.