El aprendizaje de una lengua extranjera puede ser contemplado desde una perspectiva más amplia en la que la cultura y la lengua van de la mano y ninguna predomina sobre la otra. Desde el punto de vista de Byram (1997), Kramsch (1998 y 2012), Moran (2001), Abella (2004) y Mahoney (2009), la lengua es el medio con el cual se aprende y se experimenta la cultura; por tal motivo, es necesario que forme parte del desarrollo de las clases en aula. Adicionalmente, es importante considerar que el aprendizaje de una lengua no es unidireccional, sino que, como menciona Byram (1997), se da en doble vía, es decir, que el estudiante podría adquirir nuevas oportunidades para experimentar en la cultura y lo que aprenda, por lo general, estará relacionándolo y comparándolo con su cultura. De tal manera que es importante proporcionar un aprendizaje en el que las culturas puedan contrastarse y relacionarse, donde las diferencias culturales no sean una barrera, sino una oportunidad para comprender las diferencias y los malentendidos; a su vez, que los estereotipos sean poco a poco eliminados para lograr una comunicación intercultural.