La transformación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en México hacia lo que se ha llamado Tribunal Constitucional a raíz de la reforma constitucional de 1994, ha contribuido con la autoatribución del significado que la Corte ha dado al ejercicio de sus propias facultades. Examinar cómo estas competencias han afectado la percepción de la importancia de los distintos sistemas de control constitucional, en donde se percibe una preferencia por los nuevos medios de control abstracto, obliga a una profunda reconsideración del sistema de control concreto por excelencia en México: El juicio de amparo. Y, por ende, explorar cómo estas autotransformaciones afectan el desarrollo de los derechos fundamentales en la Constitución. Por ello, es necesario proponer la creación de un Tribunal Constitucional Federal, facultado para conocer de las controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad, así como de establecer mayores y mejores mecanismos de defensa constitucional, reconocidos por la Ley Suprema.