En América Latina la explotación desmesurada de los recursos naturales ha potenciado mayormente la desigualdad y la distribución del ingreso, tanto por las empresas nacionales como las trasnacionales, se ha desertificado, contaminado el agua, el aire, el campo, etcétera. Originado entre otros factores, por la corrupción y la pobreza, han puesto en la picota el futuro de las generaciones, como la posibilidad del desarrollo humano equilibrado con justicia y equidad. Razón por la cual, el desarrollo sustentable se configura hoy en día, como la nueva estrategia de desarrollo que permitirá alcanzar niveles de vida más justos y equitativos, en los que se conjuguen una protección y uso responsable de los recursos naturales, con un incremento en los niveles de bienestar de la mayoría de la población, no nada más en América Latina, sino del resto del mundo.